Alianzas clásicas de Oro 18K

Un trabajo hecho a mano

Los metales se derriten a altas temperaturas. En el caso del oro, se funde a unos 900 grados. Esas temperaturas se logran mezclando gas con oxígeno. El resultado es una llama tan potente que puede fundir al oro y transformarlo en líquido. Luego ese oro líquido se vierte en la lingotera para obtener un lingote de oro.

Es curioso que un metal de un color dorado espléndido, al comienzo esté cubierto por un color negro, que si lo ves en la calle no lo levantas ni por casualidad.

Al lingote, por medio de una laminadora, se le da la forma inicial que es la media caña, pasándola por una serie de ranuras que van de mayor a menor. 

Del lingote ya con la forma de media caña (se llama así porque una parte es redondeada y la otra es plana, como medio caño) se cortan dos piezas a medida, según el tamaño de los dedos de los novios.

Ahora si los redondeamos y preparamos para la soldadura.

Ya soldadas y redondeadas pasamos al pulido. Es un proceso delicado donde las alianzas se frotan contra una tela que gira a gran velocidad. Hay que prestar mucha atención y vigilar que la pieza esté totalmente pulida. Durante el proceso es muy fácil quemarse los dedos ya que la fricción hace que las alianzas levanten temperatura.

Resultado Final.